Hace varios meses que todos me decían cosas como «Tenes que ir a Berlin», «Berlin es muy vos», «Berlin te va a encantar y no vas a querer volver». Digamos que entre tanto comentario decidi que era mi turno para ir a ver que onda y por que tanta emoción. Una promoción de Ryanair y una serie de coincidencias para viajar con amigas hicieron que Febrero sea la fecha indicada.

Llegue a Berlin con la idea de que iba a hacer muchiiiiiisimo frio y con mi valijita llena de ropa termina solo por si acaso para poder caminar con libertad por toda la ciudad a pesar de las temperaturas. Como habia nevado la semana anterior, pensaba lo peor de lo peor pero por suerte la ciudad nos recibio con temperaturas tolerables y hasta con un poco de sol. ¡Estaba feliz de hacer la fotosíntesis! Los trenes/subtes estaban bajo reparación así que tuve hacer 554 combinaciones para llegar a Alexanderplatz y de ahi caminar al hostel al que me iba a quedar la primera noche. El hostel no estaba nada mal. Habitaciones super amplias, camas cómodas y un lindo bar/terraza  con vista a Alexanderplatz que era increeeeeeible. Si no fuera por la helada de la vida me hubiera quedado ahi toda la noche. Lo divertido es que en el bar del hostel conoci mas irlandeses que en una noche en Dublin jaja. DONDE ESTAN LOS ALEMANES HDPS. Anyway, me hice amiga de los chicos de la barra, tome gratis toda la noche y despues de unos chupitos me tuve que ir a bañar antes de irme a dormir porque no podia mas con mi vida. MAL ELITA, MAL.

El primer día caminamos por East wall y de ahi hasta Alexanderplatz otros 40 minutos para un día de Shopping. Caminamos junto a las vias y encontramos muchos barcitos lindos. Todo muy hipster y fotografiable. Fue ese día con ambas caminatas que me di cuenta lo mucho que me gustaba esa ciudad. A donde miraba todo era una foto, todo tenia simetria, diseño, todo tan nuevo y tan viejo, tanta historia y tanta modernidad. Estaba alucinada internamente de todas las fotos que podia tomar. Todo era un post para el blog o una foto para Instagram o un gran espacio para un video. Hola, hola, hola ❤

Al día siguiente reservamos para ser parte del walking tour gratuito que si tienen la posibilidad es una actividad super recomendable. Berlin tiene tanta historia, tanto que contar en cada esquina, monumento o memorial que es importante que te cuenten lo que paso mientras lo ves con tus propios ojos. Te genera una sensación en la boca del estomago, todo esta tan fresco y es tan nuevo que hasta tenes que tener cuidado en lo que decis o lo que haces. Paradas obligatorias: Puerta de Brandenburgo, Memorial del pueblo Judio  y Topografia del terror.

Ademas de su historia, Berlin es famosa por su fiesta electronica. Si no lo escucharon nombrar, Berghain es considerado uno de los mejores clubes del mundo y es famoso porque es impenetrable jaja. Los consejos para entrar son variados y estos son algunos: Vestite de negro, vestite raro, pone cara de aburrido, no te rías, no hagas contacto visual, hace contacto visual, avisa a tus amigos que perdes la vida por tres días, oculta tu emoción hasta  estar dentro de la disco. Muchos consejos pero igual es un ta te ti, decidimos no intentar esta vez.  La noche del Viernes fuimos a cenar con la prima de una amiga que viajo conmigo y nos llevo a un bar. Las instrucciones para entrar eran: No hablen, no se rian, no digas nada en ingles o en español y oculta la borrachera. Peor que una secta jajaja. Entramos al bar y en el trayecto de la puerta al baño me enamore 5 veces. Confirme seriamente que me equivoque de pais jaja Nada de irlandeses lentos, vivan los alemanes. todos modelos, altos, bien vestidos, barba. HO LA. Dame bola. Vimos sus bares, su simpleza, su confianza en la gente, sus mercaditos de cosas usadas donde cuando hay lindo clima la gente va a cantar al karaoke, me encontre con una ciudad que ya es mi preferida en mi lista, de esas que siempre queres volver.

Siempre pienso en la mejor manera de hacerlos viajar conmigo y como fotografa soy creyente que una imagen vale mas que mil palabras asi que viajen conmigo en fotos…

De mi viaje de cuatro días descubrí mi amor por esta ciudad como un sentimiento de esos que tenes dormido adentro. Encontré ese lugar que todos me prometían y al cual fui sin expectativas, una ciudad que mientras caminas por las calles se te mete dentro. Encontre la libertad para ser vos mismo, vestirte como te gusta, escuchar lo que te gusta y comer lo que te gusta. Encontre lo nuevo y lo viejo conviviendo en un mismo lugar, una ciudad que no olvida pero que no vive del pasado, donde crean arte de un edificio abandonado o una madera en el piso. Me encontre con Berlin con todo su esplendor y con las ganas de volver otra vez aun sin haberme ido.

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